martes, 5 de octubre de 2010

COMPORTAMIENTO Y JERARQUIZACION

Comportamiento y jerarquización

Dentro de las aves se encuentran comportamientos muy distintos en cuanto a hábitos, régimen alimenticio, modalidad de vida, estaciones de crianza, etc.
Por su forma de vida, las aves domésticas y las gallináceas pertenecen al grupo de vida diurna, que habitualmente inician su periodo de actividad con las primeras luces del alba, acudiendo al descanso al atardecer.
Estos hábitos han sido modificados por el hombre en las explotaciones intensivas con la introducción de la iluminación artificial para modificar la maduración sexual, mantener una buena puesta y obtener, en general, unos mayores rendimientos. Esto no sucede así en las explotaciones de pluma donde la iluminación artificial no ha sido introducida.
Si atendemos al régimen alimenticio de las aves, se puede comprobar que los gallos y gallinas tienen aptitudes omnívoras, pues lo mismo son capaces de digerir la proteína de origen cárnico que la de los granos de cereales o de hierbas. Habitualmente la gallina silvestre es un animal merodeador que, tras escarbar la tierra con sus potentes patas, busca en ella raíces, semillas germinadas, huevos de insectos, nematodos y larvas, sin desdeñar los brotes tiernos de hierbas, piedrecitas o incluso pequeñas presas vivas como lagartos, ratones, caracolillos, etc. Así puede verse que la alimentación de la gallina se fundamenta en una amplia base de productos naturales.
Las gallináceas silvestres tienen hábitos de comportamiento muy peculiares, generalmente el macho a la llegada de la estación sexual se vuelve agresivo y belicoso para sus congéneres, de acuerdo con un concepto de jerarquización muy propio de esta especie. El macho dominante y vencedor en las peleas suele poseer a un número considerable de hembras. El género Gallus no forma parejas sino que es muy característico la tendencia a la poligamia dentro de los clanes naturales.
Las gallináceas presentan un dimorfismo sexual muy acentuado, tanto en el tamaño y la coloración como en los hábitos de los dos sexos. Desde las variedades silvestres hasta las más modernas razas, destacan por su porte y belleza cromática los gallos sobre las gallinas, las cuales tienen un plumaje más discreto, menos peso y menor capacidad para la lucha.
En este sentido, los gallos se caracterizan por poseer una serie de diferencias sexuales secundarias de gran relieve, como son el tamaño de la cresta y de la cabeza, superior al de las gallinas, un plumaje brillante y vistoso, una cola que presenta grandes plumas en forma de hoz, etc.
Contrariamente, las gallinas tienen las plumas de colores difuminados o apagados, el plumaje de la cola recto, ausencia de penachos, crestas de menor tamaño, etc. Como otros puntos diferenciables se encuentran el canto del gallo y el cacareo propio de las hembras.
La reproducción ovípara de las gallinas selváticas, como ocurre aún con las gallináceas silvestres, se produce después de un periodo de actividad sexual con la puesta de una serie de huevos, diez, doce o veinte, tras los cuales, el ave cae en un estado de cloquez que la induce a incubarlos durante los 21 días que dura el desarrollo embrionario y la ulterior crianza de los pollitos.
La capacidad para la cloquez es un factor hereditario que ha sido eliminado de las aves productoras de huevos, dada la incompatibilidad entre esta situación y la puesta.

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